Iluminada únicamente por la luz de la pantalla de su portátil se tumba en la cama con los cascos puestos y cierra los ojos. Suena una de sus melodías preferidas que cuenta la historia que ella misma querría vivir. Deja que la música ejerza su magia sobre ella y por un instante es otra persona. La canción termina, cierra su portátil, se saca los cascos, despeina un poco su pelo y se va a la ducha.
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