lunes, 30 de agosto de 2010

Reencuentro

Sus miradas se cruzaron y se detuvo el tiempo. Hacía demasiado que no se veían. Sus corazones se aceleraron, anhelantes por fundirse en un abrazo. Pero como en un pacto silencioso del que ambos eran complices no hubo abrazos ni sonrisas. Simplemente un "hola" que lo único que consiguió fue llenarlos de tristeza.

viernes, 27 de agosto de 2010

¿Azar?

-¿Quién es?
-Dani
-¿Edad?
-Uno más que nosotros
Ella se quedó pensativa. Nunca había pensado en él. Solo lo conocía de vista y nunca le había llamado la atención. Sin embargo, ahora que se fijaba, no estaba nada mal. Quizás...

Cuando llegaron los demás, se pusieron todos a la cola. Casualidad o no, Dani estaba detrás suya y le empezó a hablar:
-Hola Sandra-dijo él.
-Hola-dijo ella regalándole una de sus mejores sonrisas “! Sabe mi nombre ¡"
-¿Has jugado alguna vez?
-No, pero me dijeron que viniera, que era divertido. Y aquí estoy.
-Guay.
La cola iba avanzando y pronto le toco a ella ponerse el mono que, por no variar, le quedaba grande; coger el casco, ¡increíblemente se les había ocurrido hacer tallas!
Y por último el arma con su correspondiente cargamento. El juego iba a comenzar. Eran 4 y, cosas del azar, le tocó de pareja de Dani. Se observaron y tomaron posición detrás de un gran hinchable que les ocultaba de posibles ataques enemigos. Al cabo de unos instantes, empezó el juego. Y es que el paintball era un juego muy divertido y después de unos cuantos golpes y disparos, ella y su nuevo conocido se proclamaron vencedores, lo que les llevo a un feliz y dulce abrazo que, huelga decir, a ella encantó...

lunes, 23 de agosto de 2010

martes, 17 de agosto de 2010

palabras

Angustia. Tristeza. Melanconlía. Nostalgia. Incertidumbre. Espera. Dudas. Dolor. Inentendimiento. Agonía. Lágrimas. Llanto. Gritar. Mensaje. Sonrisa. Alegría. Risa. Felicidad. Maravillarse. Saltar. Correr. Hablar. Salir. Festejar. Sonreir...

viernes, 13 de agosto de 2010

simples sentimientos

Habitación tranquila. Música melódica. Mesa llena de papeles. Papeles completamente escritos. Estudiar, estudiar, estudiar. Bendita música que apaga la monotonía. Exámenes. Malditos exámenes que le chupan el preciado tiempo libre. Se va. Tiempo que nunca se podrá recuperar. Así pasa los días. Entre millones de letras que deben quedarse en su mente pero que, desobedientes, no se van. Intentando por todos los medios posibles no pensar en otra cosa que no sean los exámenes. Y la mayor parte del tiempo lo consigue. Pero hay veces que se siente perdida y sola en el mundo. Curioso, habiendo seis mil millones de seres humanos a su alrededor. Pero ella solo necesita a una persona. Se podría decir, su persona favorita. Pero no está. Mal asunto cuando se necesita a una persona más de lo que esa persona necesita a uno mismo. Y, desgraciadamente, eso era exactamente lo que le pasaba a ella. Por eso, aunque calificaba a los exámenes de malditos y a la música de bendita, quizás debiera intercambiar los adjetivos, ya que la música le recordaba a esa persona especial mientras que los exámenes le servían de refugio. Pero hay personas que suelen confundir los conceptos.

jueves, 12 de agosto de 2010

nostalgia


Se maravilla ante la idea utópica de verle. A pesar de ser consciente de la imposibilidad de su anhelo sigue refugiándose en él, pobre niña ingenua sentada en una litera violeta y abrigada con la chaqueta impregnada en su olor. Lucha fuertemente intentando evitar la salida espontánea de sus lágrimas a razón de su tremenda y persistente nostalgia. Echa de menos su sonrisa, las fotos ya no son suficientes para recordarla porque no reflejan el increíble brillo de sus ojos, no transmiten el calor de su alegría. Echa de menos su voz, los sms no son suficiente, son palabras, sí, pero hay demasiadas formas de interpretar las palabras escritas. Echa de menos la suavidad de su voz, sus imprevisibles cadencias, la melodía de su risa. Echa de menos su piel, su piel suave y caliente. Sentir sus caricias y estremecerse. Sentir sus abrazos y ser extremadamente feliz. Echa de menos acariciarle. Con suavidad. Agresivamente a veces. Pero siempre con cariño. Echa de menos observarlo cuando él atiende al mundo que los rodea y que muchas veces es invisible para ella. Echa de menos hacer cosas de improviso, sin pensarlas demasiado. Echa de menos sus palabras de consuelo. Hasta echa de menos que se meta con ella, que se ría de ella mientras dice que se está riendo con ella. Añora sus besos. Sus preciosos labios en contacto con los de ella. Su lengua dentro de su boca. Sus manos al rededor de su cuerpo. Estar tan cerca de él que es capaz de sentir su respiración e incluso sus latidos. Estar tumbada en él, entre sus brazos, acoplada a su figura. Añora sentirse querida. Que le digan que es importante. Que le hagan caso. Que le quiten de su cabeza las ideas de que la ignoran. Que no tenga ningunas ganas de llorar, tan tan pocas que aún queriendo llorar no lo consiga. Quiere sentirse en el paraíso, sentir que se come el mundo. Olvidarse de todo lo malo. Que no haya despedidas o sí, porque antes de las despedidas suelen venir los saludos y para saludarse es necesario verse.

¿Por qué le da la sensación de qué pasa de ella? Hace demasiado que no lo ve. Nueve días y pico son demasiados. Se pregunta si a él le importará haber pasado tanto tiempo sin verla. Si la echará de menos. Si tendrá la inaguantable necesidad de abrazarla tal y como a ella le ocurre. Sin embargo supone que él está tan feliz y contento en su mundo de despreocupación e improviso. Con sus amigos, amigas y exnovias. Dos días atrás le dijo que siempre tenía ganas de darle un beso. Ella dijo que no había nada que nadie pudiese querer hacer siempre. Él le dijo que eso sí ella no se lo creyó pero son palabras bonitas.