jueves, 12 de agosto de 2010

nostalgia


Se maravilla ante la idea utópica de verle. A pesar de ser consciente de la imposibilidad de su anhelo sigue refugiándose en él, pobre niña ingenua sentada en una litera violeta y abrigada con la chaqueta impregnada en su olor. Lucha fuertemente intentando evitar la salida espontánea de sus lágrimas a razón de su tremenda y persistente nostalgia. Echa de menos su sonrisa, las fotos ya no son suficientes para recordarla porque no reflejan el increíble brillo de sus ojos, no transmiten el calor de su alegría. Echa de menos su voz, los sms no son suficiente, son palabras, sí, pero hay demasiadas formas de interpretar las palabras escritas. Echa de menos la suavidad de su voz, sus imprevisibles cadencias, la melodía de su risa. Echa de menos su piel, su piel suave y caliente. Sentir sus caricias y estremecerse. Sentir sus abrazos y ser extremadamente feliz. Echa de menos acariciarle. Con suavidad. Agresivamente a veces. Pero siempre con cariño. Echa de menos observarlo cuando él atiende al mundo que los rodea y que muchas veces es invisible para ella. Echa de menos hacer cosas de improviso, sin pensarlas demasiado. Echa de menos sus palabras de consuelo. Hasta echa de menos que se meta con ella, que se ría de ella mientras dice que se está riendo con ella. Añora sus besos. Sus preciosos labios en contacto con los de ella. Su lengua dentro de su boca. Sus manos al rededor de su cuerpo. Estar tan cerca de él que es capaz de sentir su respiración e incluso sus latidos. Estar tumbada en él, entre sus brazos, acoplada a su figura. Añora sentirse querida. Que le digan que es importante. Que le hagan caso. Que le quiten de su cabeza las ideas de que la ignoran. Que no tenga ningunas ganas de llorar, tan tan pocas que aún queriendo llorar no lo consiga. Quiere sentirse en el paraíso, sentir que se come el mundo. Olvidarse de todo lo malo. Que no haya despedidas o sí, porque antes de las despedidas suelen venir los saludos y para saludarse es necesario verse.

¿Por qué le da la sensación de qué pasa de ella? Hace demasiado que no lo ve. Nueve días y pico son demasiados. Se pregunta si a él le importará haber pasado tanto tiempo sin verla. Si la echará de menos. Si tendrá la inaguantable necesidad de abrazarla tal y como a ella le ocurre. Sin embargo supone que él está tan feliz y contento en su mundo de despreocupación e improviso. Con sus amigos, amigas y exnovias. Dos días atrás le dijo que siempre tenía ganas de darle un beso. Ella dijo que no había nada que nadie pudiese querer hacer siempre. Él le dijo que eso sí ella no se lo creyó pero son palabras bonitas.

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